¿A qué nos referimos cuando hablamos de geopolítica?

Por Alberto Hidalgo

Diciembre 2023

Presentación

¿Te has preguntado alguna vez cómo se refleja lo global en tu territorio? ¿Por qué se menciona tanto la geopolítica? ¿Qué significa realmente y qué implica cuando decimos que un proyecto territorial tiene un carácter geopolítico? Este artículo teórico es el primero de una serie de cuatro que abordan cuestiones fundamentales para entender el fenómeno estratégico del reordenamiento territorial que está ocurriendo en el sur-sureste de México. 

Reconocemos la relevancia de difundir temas académicos, como el asociado a la disciplina geopolítica, para contribuir a la generación de análisis y reflexiones en los territorios que actualmente experimentan transformaciones significativas debido a la imposición e implementación de megaproyectos en sus zonas vitales. El propósito de esta primera entrega es introducir el concepto de “geopolítica”. 

La geopolítica es un término que resuena constantemente y puede resultar ambiguo. Sin embargo, influye en las decisiones gubernamentales, en las reconfiguraciones del capitalismo global y regional, en las guerras y hasta en los proyectos que se desarrollan en nuestras comunidades. Todo está permeado por la geopolítica. Si esta disciplina es tan crucial ¿cómo podemos entender sus fundamentos y ser participantes activos o críticos de las decisiones tomadas bajo su influencia? Pretendemos iniciar un diálogo en torno a este tema. Por lo tanto, en este artículo, abordamos una pregunta esencial: ¿qué entendemos por geopolítica?

¿Qué entendemos por geopolítica? 

“Geopolítica/co: adj. Relacionado con el punto de vista geográfico y político de una región. (RAE, 2022)” 

No se puede hablar de una definición única de geopolítica, pues existe una gran diversidad de concepciones sobre ella que se han ido adaptando conforme al desarrollo de la historia moderna y las necesidades de los actores que han hecho uso de sus conceptos. Sin embargo, existen puntos comunes para su comprensión: se refiere a la influencia y análisis de factores geográficos en la política local e internacional y en las relaciones entre los estados, su población, sus diversos territorios (incluyendo ríos y costas), los recursos y potenciales riquezas que en ellos se concentran. Asimismo, el núcleo del análisis geopolítico se centra en cómo el poder interactúa con diferentes espacios y territoriosEntendiendo al concepto territorio como un espacio habitado con lógicas espaciales con particularidades culturales y civilizatorias. . Poderes que, en distintas escalas, compiten por la administración y producción del territorio, con la participación de estados centralesEstos países suelen beneficiarse del sistema mundial porque establecen reglas que les favorecen y obtienen materias primas y mano de obra barata de los países periféricos y semiperiféricos. , periféricosSon naciones que dependen en gran medida de la exportación de materias primas y de la mano de obra barata. Están en una posición subordinada en la economía mundial y a menudo son explotados por las naciones centrales, lo que resulta en una transferencia de capital de las periferias al centro. , semiperiféricosAunque suelen tener una base industrial más desarrollada que los países periféricos, no tienen el mismo grado de influencia o dominio que los países centrales. , pueblos originarios, capitales transnacionales (incluyendo ilícitos como el crimen organizado) y organizaciones internacionales como el Banco Mundial, la ONU o la UNESCO, entre otros.

Hablar de geopolítica implica un escenario global con una estructura económica y social que “consiste en una economía mundial unificada, con una jerarquía de estados-naciones y regiones, donde los países de alto nivel de desarrollo dominan a los de nivel medio y bajo, y donde los recursos y la riqueza fluyen desde los países periféricos hacia los países centrales” (WallersteinImmanuel Wallerstein es un sociólogo e historiador que es conocido por su enfoque en la teoría del sistema-mundo que considera el sistema global como una unidad integral en lugar de analizar países o regiones de manera aislada. Según su enfoque, el sistema-mundo es un sistema económico y político en constante cambio y evolución, caracterizado por la división del trabajo a nivel mundial y la jerarquía de poder entre las naciones. aborda la historia y el cambio social desde una perspectiva de largo plazo. Examina las estructuras y dinámicas de los sistemas-mundo a lo largo de siglos, en lugar de centrarse en eventos o períodos históricos específicos. , 2007). Es decir, nos referimos a una lucha constante por el poder, la dominación (o hegemonía), la influencia y la distribución de recursos dentro de este sistema global que Immanuel Wallerstein denomina como “sistema – mundo capitalista”, donde la competencia suele ser desigual en una lógica de espacios centrales y periféricos. Esta disputa, tanto en el ámbito internacional como nacional, por las riquezas puede manifestarse en tensiones derivadas de la competencia desigual por el posicionamiento estratégico, el territorio, los recursos naturales, las rutas comerciales y otros factores geográficos. Parafraseando a Wallerstein (2007) geopolítica refiere a una expresión del siglo XIX (con total actualidad) que habla sobre cómo se maneja y se organiza el poder entre los diferentes países. 

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Fuente: elaboración propia conforme a nociones históricas de Ana Esther Ceceña e Immanuel Wallerstein. 

Desde la perspectiva del sistema-mundo capitalista podemos entender a la geopolítica como el estudio que los actores hacen del territorio, centrado en la competencia internacional para acumular y multiplicar el capital en su beneficio. A lo cual podemos enmarcar el análisis de la disciplina en algunos puntos: a) estrategia de los estados/capitales en su relación sistémicaEn lugar de descomponer un problema o fenómeno en sus componentes más pequeños, el pensamiento sistémico busca comprender cómo las partes interactúan y se relacionan entre sí dentro de un sistema más grande. con otros países. b) análisis de los recursos estratégicos de una región y su importancia para la política internacional. c) análisis de la influencia del espacio geográfico (marítimo, terrestre, aereo, espacio exterior y mente humana) en la toma de decisiones políticas y militares como ejemplo: las rutas comerciales. d) estudio del papel de los países centrales en la configuración y disputa por el ordenamiento del mundo actual.

Por lo tanto, podemos definirla como una ciencia que se utiliza para analizar y entender los orígenes y la naturaleza de los conflictos entre naciones, así como los reordenamientos regionales en momentos coyunturales específicos, así como disputas venidas de una historia larga, especialmente cuando estos conflictos y reordenamientos tienen raíces en disputas territoriales o en el control de recursos y rutas comerciales estratégicas.

Para Gustavo Rosales Ariza (2005), la ciencia geopolítica bien puede diferenciarse de su práctica. Como contraparte existe la geoestrategia que es “la gestión estratégica de los intereses geopolíticos” (Zbigniew Brzeginski citado por Rosales Ariza, 2005). Para el autor la geoestrategia “estudia la influencia de la geografía desde el punto de vista estratégico, de tal manera que permita el control y/o posicionamiento físico de los espacios que den, a quien los posea, ventajas geopolíticas” (2005).   Por lo que, geoestrategia puede ser comprendida como la forma de utilizar un conjunto de estrategias políticas, económicas, militares y sociales para el control o influencia en una región geográfica específica y por geopolítica una disciplina de análisis para comprender la relevancia estratégica de los territorios en momentos históricos y el posible accionar de los distintos actores.

La geopolítica, como un campo de análisis, tiene el fin de problematizar de forma interdisciplinaria, multidisciplinaria o transdisciplinaria las relaciones entre grupos humanos y el espacio “a  partir  de  los  vínculos  con  el  poder,  su  ejercicio y la transformación de este” (Betancur-Díaz, 2020). Este análisis abarca factores geográficos, geológicos, demográficos, políticos, económicos, culturales, históricos, ecológicos, estadísticos, entre otros, que pueden influir en la competencia estratégica. Así, la geopolítica se interesa en temas como la ubicación de los recursos naturales, las disputas locales por territorio, las rutas comerciales, el ordenamiento de fronteras, las migraciones, las condiciones climáticas, la demografía, las infraestructuras y otros aspectos que impactan la geografía, la economía, la política y el poder en diversas regiones del mundo.

Como disciplina tiene su origen a finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX con la aparición de obras de geógrafos y militares como el alemán Friedrich RatzelFriedrich Ratzel fue un geógrafo alemán que desarrolló la noción de "Lebensraum" o "espacio vital" a finales del siglo XIX. Según esta idea, las naciones, al igual que los organismos biológicos, requieren espacio para crecer y expandirse. Si el espacio se vuelve insuficiente debido al aumento de la población o a la escasez de recursos, una nación se verá obligada a expandirse a territorios adyacentes para asegurar su supervivencia. Esta racionalidad justifica el expansionismo o imperialismo en la que los Estados modernos se posicionan como el organismo articulador del espacio, nociones que implican una competencia constante entre Estados en expansión. Su pensamiento fue utilizado para justificar las políticas nazis de expansión territorial que desencadenaron la muerte de decenas de millones de militares y civiles en la segunda guerra mundial., el inglés Halford MackinderDestacó la importancia del poder terrestre. Creía que la tecnología ferroviaria había disminuido la importancia del poder naval. argumentó que la región central de Eurasia (que él llamó el "Heartland") era el "pivote geográfico de la historia". Sostenía que quien controlara esta vasta área continental tendría una ventaja estratégica sobre las potencias marítimas y podría tener la capacidad de dominar el mundo. o los estadounidenses Alfred Thayer MahanCapitán de navío estadounidense quien perfecciona el famoso “Destino Manifiesto”. En su trabajo determina que la cuestión de la extensión del poder continental para los Estados Unidos pasa por el control de los océanos y pasos internacionales marítimos, a partir de una poderosa flota militar y mercante. Argumentó que una fuerte marina era vital para convertirse en una gran potencia. Publicó "La influencia del poder naval en la historia" en 1890, donde abogó por la construcción de una marina moderna y la adquisición de bases navales en el extranjero. Estas ideas tuvieron un gran impacto en la política exterior de los Estados Unidos, especialmente durante el auge del imperialismo a fines del siglo XIX. La expansión de la influencia estadounidense en el Caribe, América Central y el Pacífico, así como la construcción del Canal de Panamá, puede relacionarse con la influencia de las teorías de Mahan. (Centro cultural de la cooperación Floreal Gorini, 2009) y Nicholas SpykmanEl pensamiento geopolítico de Nicholas Spykman se basa en la importancia de la geografía y la competencia entre las grandes potencias en las relaciones internacionales, y defiende la necesidad de una política exterior sólida y la constante lucha por el poder para mantener el equilibrio de poder en el mundo. Abogaba por un poder marítimo de los Estados Unidos para así poder controlar a posibles Estados expansivos por la región continental de Eurasia. Así mismo, propondría entender la geopolítica como: “el planteamiento de la política de seguridad de un Estado, en términos de sus factores geográficos” (Betancur-Díaz, 2020), pero que también se puede encontrar en pensadores no occidentales como los rusos Nikolai DanilevskySostiene que la geopolítica y la expansión territorial son esenciales para la supervivencia de los estados y que las grandes potencias deben tener esferas de influencia exclusivas. o Alexander DuginAnalista contemporáneo, aboga por la existencia del multipolarismo y el equilibrio de poderes entre Estados poderosos, en el que un imperio “euroasiático” (ruso) contrarreste la influencia global del occidente marítimo., las teorías milenarias del chino Sun TzuNo fue un analísta geopolítico en el sentido moderno de la palabra, dado que el concepto de geopolítica no existía en su época. Sin embargo, ciertos aspectos de su pensamiento pueden interpretarse desde una perspectiva geopolítica. Puede caracterizarse a Sun Tzu (722-481 Aa. C.) como un estratega militar que postula a la inteligencia, la flexibilidad, la defensa y moraleja como elementos clave para tener éxito en un conflicto. o del propio Mao Tse TungPuede sintetizarse como un pensamiento geopolítico de Mao la necesidad que observaba de consolidar la soberanía nacional de China en el escenario global bajo el pensamiento marxista – leninista que articulaba la lucha contra el imperialismo, la solidaridad entre los países del tercer mundo, la unidad nacional y la lucha de clases..

Al trabajo de los autores occidentales de inicios y mediados del siglo XX se le ha enmarcado en una denominación llamada geopolítica clásica,

Esta, no obstante, no existe como tal, y jamás lo hizo, porque no hay una corriente unitaria o un corpus de teoría que le dé una coherencia y un sustento real. Lo que se denomina bajo ese nombre, no son más que las diversas experiencias, praxis y reflexiones que, en determinadas condiciones históricas, fueron desarrollándose con el devenir de la estatalidad moderna y de las formas de gobierno, regulación, administración, control y vigilancia que se expresaron en la producción de enormes conglomerados territoriales-poblacionales, mismos que han sido el centro del debate y la discusión política de los últimos tres siglos” (Herrera Santana & González Luna, 2021)

Como contexto histórico del surgimiento de esta praxis-disciplina, podemos situar el momento en que “se expanden los imperios coloniales y en el que se instala la hegemonía del sistema capitalista en todo el mundo” (Betancur-Díaz, 2020), es decir, la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Bajo esta óptica de expansión territorial de los imperios capitalistas (primordialmente occidentales) sobre el mundo, la producción de saberes geopolíticos “leyó e interpretó los hechos relacionados con el espacio y el poder con determinismo geográfico, centrando la mirada solo en el estado como eje de ese poder y como actor fundamental de las relaciones internacionales” (Betancur-Díaz, 2020). De esto, podemos deducir que la ciencia de la geopolítica surgió en un contexto en el que los estados imperialistas competían por su posicionamiento global por los territorios del mundo y sus riquezas.

Posterior a la segunda guerra mundial la geopolítica sigue en práctica, pero degradada y señalada como una disciplina imperialista y desencadenadora de las grandes confrontaciones bélicas. Pese a su señalamiento, la disciplina y la praxis geopolítica continuó reconfigurándose acorde a los momentos y los actores en disputa. La guerra fría se vió enmarcada por la supuesta bipolaridadEn este contexto mundial surgió una organización fuerte de Estados no alineados. Grupo comprendido por países, como XXX, que decidieron no alinearse formalmente con ninguna de las dos principales potencias mundiales de la época. Los Estados no alineados se basaron en principios fundamentales, como el respeto mutuo por la soberanía y la integridad territorial, la no agresión, la no interferencia en los asuntos internos de otros países y la igualdad entre los estados.  entre la Unión Soviética y Estados Unidos con doctrinas como la “Truman” o de “contención” al avance comunista, alimentadas por la disuación nuclear, apoyos económicos, guerra de propaganda, las alianzas militares (OTAN y Pacto de Varsovia), golpes de estado anticomunistas en países periféricos y semiperiféricos, guerras como la de Corea o Vietnam y amenazas nucleares como la crisis cubana de los misiles. Sin embargo, el contexto fue mucho más complejo que únicamente la lógica bipolar dominante, pues en estos mismos años cobra una gran relevancia geopolítica los movimientos de liberación nacional y los movimientos descolonizadores en África, América Latina y Asía.

Con el fin de la guerra fría (década de 1990), se consolida la llamada unipolaridad global enmarcada por la hegemonía de Estados Unidos que representó un modelo civilizatorio encarnado en el American Way of lifeModelo cultural e ideológico que definen la identidad de los Estados Unidos como nación y sociedad, basado en una forma de producción en masa y la estandarización de bienes y servicios. La uniformidad y homogeneización cultural, estandarizada mediante los paradigmas de una sociedad de consumo y la hiperexplotación individualizante para satisfacer los bienes y servicios. y un capitalismo neoliberal globalizante. Con este modelo victorioso, nociones clave como la de “enemigo” se descentralizan de las figuras de “anticomunismo” y trascienden a nuevos modelos tales como el de “terrorismo”, “narcotráfico”, “amenazas a la democracia” o incluso “amenazas civilizatorias”Pensamiento neofascista en el modelo democrático estadounidense que observa una “amenaza civilizatoria” en distintas culturas mundiales como un problema a superar por la hegemonía occidental para consolidar a plenitud su unipolaridad. Señala en su texto “El desafío hispano” que el gran crecimiento de la población latinoamericana (señalada como hispana) en Estados Unidos significa una amenaza a la supuesta monotonía cultural y lingüística propia del país "anglosajón", amenazando los "valores cristiano-protestantes de individualismo y la ética de trabajo" (Hidalgo, 2022) como observa el asesor de seguridad nacional Samuel P. Huntington. Fenómenos todos que han servido para justificar invasiones o presencia militar de los Estados Unidos y aliados en lugares estratégicos como Irak o Colombia, el inicio de conflictos como la llamada “guerra contra el narcotráfico” en México o las guerras contra los migrantes en las fronteras circundantes a los países centrales. 

Estas “nuevas amenazas” a la hegemonía unipolar de los Estados Unidos generaron un cambio estratégico en su doctrina de seguridad nacional expandida por el mundo. Esta nueva doctrina tiene como esencia el aseguramiento e intensificación de la dominación del sistema capitalista transnacionalizado, encabezada por el Estado norteamericano mediante estrategias tales como la “dominación o guerra de espectro completo” (Ceceña, 2013). Señala Ceceña a esta forma de guerra como una sistematización integral de los campos de supremacía con detalles científicos en

“… cada uno de los niveles o espacios del espectro donde pudiera parapetarse un potencial enemigo. Espacio exterior, espacio atmosférico, aguas, superficie terrestre, bajo tierra; espacios públicos y privados que deberían ser penetrados mediante mecanismos panópticos (cámaras en las esquinas, en los bancos y oficinas, chips espías, sistemas de datos centralizados, etc.). Vida cotidiana, vida productiva, pensamiento y acción. (…) Todo esto con dos objetivos generales: garantizar el mantenimiento del capitalismo y dentro de él la primacía de Estados Unidos; y garantizar la disponibilidad de todas las riquezas del mundo como base material de funcionamiento del sistema, asegurando el mantenimiento de sus jerarquías y dinámicas de poder”(Ceceña Martorella, 2013)

Bajo este entendimiento, la disputa por la hegemonía se manifiesta en diversas lógicas y escalas mediante la “implantación, institucionalmente consensual (…) de un conjunto de políticas, proyectos, normas y prácticas mediante las cuáles se organiza el territorio en su conjunto.” (Ceceña, 2014). Para Engdahl (2009) la guerra o dominación de espectro completo se refiere a una estrategia militar que busca controlar y dominar todas las formas y áreas de conflicto en el mundo, incluyendo no solo las tradicionales operaciones militares en tierra, mar y aire, sino también el espacio cibernético, el dominio económico y la influencia en los medios de comunicación y la opinión pública. Esta estrategia busca no solo combatir en el campo de batalla, sino también controlar la percepción y la narrativa del conflicto en todas las áreas de la sociedad, para lograr el control total sobre un área geográfica y las mentes de sus habitantes.

Parafraseando a Villegas Delgado, con la hegemonía del modelo transnacional del capitalismo liderado por el estado norteamericano, se profundiza un reordenamiento territorial de carácter neoliberal en el mundo (2020), expresado en procesos regionales. Este modelo, que busca la expansión y consolidación de nuevas formas de relaciones de producción globalizadas, trasciende las fronteras nacionales y permite a los grandes conglomerados empresariales multinacionales establecer una producción global a gran escala, convirtiéndose en grandes actores de la geopolítica mundial. Fenómeno que se ha profundizado a partir de la década de 1970 con la firma de diversos acuerdos y mecanismos en favor de una pequeña élite global. Como modelo, se expande por América Latina a partir de 1989 con la firma del Consenso de Washington, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1994) que firma México con Canadá y Estados Unidos, así como proyectos tales como la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana o el Plan Puebla Panamá, que buscan establecer un nuevo ordenamiento lógico que trasciende las fronteras estatales a nuevas lógicas transnacionales.

 

 Mediante esta lógica transnacional, los espacios globales (Robinson, 2014) suplantan a los espacios nacionales, generando nuevas normativas para el tránsito de los capitales por encima de cualquier pretensión de soberanía o resguardo del patrimonio nacional (Ceceña, 2014), así mismo, estos planes de reestructuración económica han estado acompañados de planes militares de seguridad subregional como el Plan Colombia (1999) o la Iniciativa Mérida (2007) para el caso latinoamericano.

Bajo esta característica histórica productiva del capitalismo transnacional, William I. Robinson (2013) plantea la necesidad de romper el análisis totalizante de los estados – nación de la geopolítica clásica, sino de voltear a ver la integración funcional de las actividades productivas y de extracción de valor internacionalmente dispersas, en las que las fronteras se adecúan a las necesidades propias del mercado transnacional. Bajo esta lógica productiva, la geopolítica debe de ser analizada con una nueva óptica en que ya no sólo observe a los estados nacionales, sino que actores diversos ejercen el dominio sobre el mapa de la transnacionalización del capital.

Señalan Ornelas y et al (2020) a las corporaciones transnacionales como núcleo del poder mundial, en la misma lógica Robinson plantea que “a medida que los círcuitos nacionales de capital se integran transnacionalmente, los nuevos circuitos transnacionales vienen a ser los sitios de formación de clase mundial. El punto geométrico de relaciones de clase y grupo de la nueva época no es el Estado-nación sino el sistema global” (2013), por lo que puntualiza a las clases capitalistas transnacionales (2013) como un conglomerado de burgueses con intereses comunes que se asientan en la cúspide de la pirámide del poder del sistema capitalista transnacional quienes presionan a los estados para consagrar su poder de clase. Estos se sustentan de los poderes de los estados y las élites nacionales para consagrar su poder territorial. Este análisis de la transnacionalización, busca entender el ordenamiento de espacios globales, más que el encierro en soberanías nacionales, situación que amplía la dinámica geopolítica. Sin embargo, consideramos esencial entender que los Estados nacionales bajo esta lógica analítica no pierden relevancia, sino que se vuelven entes administradores y reguladores de las poblaciones y los territorios para el servicio del capital transnacional, señala Robinson que

“(…) una de las paradojas más explosivas del capitalismo global es el mandato contradictorio que tienen los gobiernos nacionales. Deben promover las condiciones para la acumulación de capital global en sus territorios y al mismo tiempo deben asegurar su legitimación a través de ‘la nación.” (Robinson, 2013)

Esto nos permite entender a los Estados como entidades al servicio de la lógica histórica del capitalismo, adoptando la función de crear condiciones óptimas para la extracción de valor mediante la construcción de infraestructura, el control poblacional, la facilitación jurídica y política, y la intermediación entre empresas y sociedad para maximizar la rentabilidad.

Como ejemplo y para apuntalar esta idea, Leo Panitch y Sam Gindin (citado por Parenti, 2023)  señalan lo que consideran es el papel del aparato estatal de los Estados Unidos en el momento transnacional, el cual consiste en 

“… el proceso mismo de apoyar la exportación de capital y la expansión de las corporaciones multinacionales, asumió cada vez más la responsabilidad de crear las condiciones políticas y jurídicas para la extensión general y la reproducción del capitalismo a nivel internacional… Al igual que con el imperio regional informal que Estados Unidos estableció en su propio hemisferio a principios del siglo XX, una comprensión apropiada del imperio global informal, que estableció a mediados de siglo, requiere identificar el papel internacional del estado estadounidense en establecer las condiciones para la acumulación de capital.” (Panitch y Gindin, 2015 citado por Parenti, 2023)

A lo cual, podemos comprender a la geopolítica y la geoestrategia como disciplinas y prácticas entrelazadas que se reactualizan en la lucha por la dominación y el control económico, político, social y territorial de los grandes poderes globales en un mundo cada vez más interconectado. Es una “apuesta”” de actores diversos como los Estados, conglomerados empresariales e instituciones internacionales como el Banco Mundial, que ejecutan estrategias para la producción y dominación de los espacios, territorios y poblaciones mediante el ejercicio de la securitización, el dominio de la cultura, el capital financiero, el uso del conocimiento y la tecnología para su consolidación estratégica.  Es decir, “las dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales implicadas en la configuración de los espacios, así como las interacciones entre las diferentes escalas de la territorialidad” (Ceceña, 2018).

La acelerada disputa geopolítica que presenciamos en varios territorios alrededor del mundo y el surgimiento de nuevos actores simétricos como China, Rusia, Irán, Corea del Norte y los BRICS, plantea interrogantes sobre si esto representa una nueva guerra de naturaleza geoeconómica“El uso de instrumentos económicos para promover y defender los intereses nacionales y producir resultados geopolíticos beneficiosos y los efectos de las acciones económicas de otras naciones en los objetivos geopolíticos de un país” (Blackwill y Harris, 2016). , una lucha por la hegemonía global, la eventualidad de un nuevo orden multipolar"En un contexto multipolar, varias naciones, regiones o bloques económicos tienen la capacidad de ejercer influencia, poder político, económico o militar a nivel global, y ninguno de ellos domina completamente sobre los demás." (García Segura, 2021) o una reconfiguración en la competencia por recursos estratégicos, todo esto que implica una rápida carrera por asegurar posiciones en áreas estratégicas

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Sin embargo, cabe una luz ante tan obscura disciplina. Lo que se ha considerado como una “geopolítica crítica” busca generar perspectivas de análisis desde y para los pueblos, en sentidos antiimperialistas, contrahegemónicos, anticolonialistas que buscan una lógica de liberación nacional en distintas escalas, desde las soberanías nacionales, la gestión de autonomías, la defensa del territorio, de las mentes y lxs cuerpxs. Estas perspectivas emergen en contextos y latitudes que pueden ser tan sorprendentes como el alzamiento zapatista antineoliberal en Chiapas o lo que representó la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Estas nociones geopolíticas divergentes ofrecen diferentes ángulos de análisis que ponen sobre la mesa la guerra del capital contra la vida, permitiendo examinar cómo actividades como la extracción de recursos, megaproyectos, despliegues/alianzas militares, narcotráfico, imaginarios y prácticas sociales, políticas globales/locales o diversos mecanismos del poder pueden impactar su territorio y cuerpxs.

Bibliografía:

 

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García Segura, Caterina, Webinar “¿Bipolaridad, Multipolaridad o Crisis de Globalización?”, CRIESLAC, Youtube, 2021.

Texto: Alberto Hidalgo – Edición: Sara Cuervo – Diseño web: Miguel Guzmán – Diseño e ilustración: Yadira Martínez

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