La apicultura es uno de los pilares económicos fundamentales de las comunidades mayas. Foto: Cuauhtémoc Moreno.
La comunidad de Suc Tuc sufre el exterminio de las abejas con agrotóxicos desde hace casi una década. Foto: Robin Canul.
La muerte masiva de abejas coincide con los ciclos de preparación de la tierra, siembra y cosecha de monocultivos como la soya. Foto: Robin Canul.
En septiembre de 2018, el uso del insecticida fipronil en cultivos de chile habanero afectó a apicultores de José María Morelos. Foto: Robin Canul.
En octubre de 2018, las fumigaciones aniquilaron las colmenas de apicultores vecinos a un rancho soyero propiedad de Jacobo Xacur, en Tizimín. Foto: Robin Canul.
En abril de 2023, pobladores de Suc Tuc denunciaron la afectación masiva de sus colmenas por efecto de las pulverizaciones con agrotóxicos. Foto: Robin Canul.
En el rancho El Cenit, del terrateniente Jacobo Xacur, las fumigaciones aéreas y terrestres con distintos tipos de venenos son una práctica constante. Foto: CCMCH.
En marzo pasado, y tras otra mortandad masiva de abejas por agrotóxicos, apicultores de Suc Tuc reportaron pérdidas superiores a los 12 millones de pesos. Foto: CCMCH.
El fipronil, un insecticida de uso prohibido en más de 30 países, habría causado la reciente muerte masiva de abejas ocurrida en Suc Tuc, Hopelchén. Foto: CCMCH.
La inacción gubernamental derivó en la decisión de las familias de Suc Tuc de tomar muestras de las abejas muertas para su análisis en laboratorios privados. Foto: Robin Canul.
La aplicación de agrotóxicos que se llevó a cabo durante marzo pasado en El Cenit, en Suc Tuc, contaminó de forma fatal un radio de al menos 10 kilómetros a la redonda. Foto: CCMCH.
La apicultura es una tradición económica para las familias mayas de la Península de Yucatán y gran parte del empleo de las comunidades depende de la supervivencia de las abejas. Foto: Robin Canul.
La apicultura es una tradición económica para las familias mayas de la Península de Yucatán y gran parte del empleo de las comunidades depende de la supervivencia de las abejas. Foto: Robin Canul.
Las consultas mayas de junio de 2016 ocurrieron en un marco de hostigamiento intenso hacia las comunidades por parte de autoridades federales y colonos menonitas. Foto: Robin Canul.
Autoridades federales ligadas a la aprobación de transgénicos como la CIBIOGEM y organismos de la talla de la CDI promovieron sesiones con soyeros en julio de 2016. Foto: Robin Canul.
La CIBIOGEM y la CDI fueron señalados por el Colectivo de Comunidades Mayas como actores que operaron a favor de la siembra y expansión de la soya transgénica. Foto: Robin Canul.
El Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes lleva ocho años documentando la deforestación de la selva que genera la expansión del cultivo de soya. Foto: Franz López.
La deforestación que genera el agronegocio, al igual que el corrimiento de la frontera agropecuaria con sus cultivos industriales, se ve propiciada por la apertura constante de nuevos caminos. Foto: Robin Canul.
Los menonitas no disponen de permisos de cambio de uso de suelo. Sin embargo, han intensificado la utilización de bulldozer para arrasar con miles de hectáreas de selva. Foto: Everardo Chablé.
Luego de utilizar bulldozers para tirar abajo miles de árboles, los menonitas provocan grandes incendios con el fin de acabar con la vegetación deforestada y trabajar la tierra. Foto: Robin Canul.
La deforestación que promueven los menonitas acaba, también, con la vida de los apiarios de las comunidades mayas. Foto: Robin Canul.
La soya transgénica que se siembra en Campeche presenta una modificación genética que la vuelve inmune al herbicida glifosato. Una vez aplicado, el plaguicida mata toda la vegetación menos el transgénico. Foto: Robin Canul.
Dada la nula intervención de las autoridades ambientales, los cerros se han vuelto la última defensa de la selva ante el avance de la agricultura industrial en Campeche. Foto: Robin Canul.
El avance de los cultivos industriales deja a los campesinos mayas de Campeche sin zonas para hacer la milpa o desarrollar la apicultura tradicional. Foto: Robin Canul.
En menos de diez años la soya se consolidó como el cultivo que más afecta la supervivencia de la selva. Por efecto del agronegocio, Hopelchén pierde 85 mil hectáreas anuales de monte. Foto: Robin Canul.
El destino final de la soya que se siembra y cosecha en las áreas deforestadas es la procesadora Proteínas y Oleicos propiedad del empresario Jacobo Xacur. Foto: Robin Canul.
Si bien las colonias menonitas restringen el uso de tecnologías como el tendido eléctrico por cuestiones religiosas, sí emplean maquinaria pesada para la labor agrícola. Foto: Robin Canul.
Ubicado a pocos kilómetros de la cabecera municipal de Hopelchén, el campo menonita Santa Fe es identificado por las colonias ortodoxas como "liberal" por su apego a la tecnología. Foto: Robin Canul.
Las colonias menonitas se asientan en zonas de selva conservada y deforestan miles de hectáreas pese a carecer de permisos de cambio de suelo o manifiestos de impacto ambiental. Foto: Robin Canul.
Los menonitas llegaron a Hecelchakán y Hopelchén en 1982 y la expansión del modelo agroindustrial que protagonizan sus colonias no se ha detenido desde entonces. Foto: Robin Canul.
El núcleo familiar menonita está conformado por un número muy amplio de miembros. A cada hijo varón se le asignan tierras para la continuidad de la labor agrícola. Foto: Robin Canul.
En el campo menonita Santa Fe se ofrecen servicios de fumigación aérea. Esta actividad contamina con venenos agrícolas a los municipios de Hopelchén, Tenabo, Calakmul y el Valle de Edzná. Foto: Robin Canul.
El uso excesivo de agrotóxicos, así como la distribución y venta de esos venenos, es una práctica común en los campos que son explotados por menonitas. Foto: Robin Canul.
La producción de granos que los menonitas llevan a cabo en el estado de Campeche genera daños irreversibles en el ambiente y la salud de las comunidades mayas. Foto: Robin Canul.
Además de dominar la producción de maíz, sorgo y soya, las colonias menonitas también se han vuelto actores clave del acopio y la comercialización de granos. Foto: Robin Canul.
Para crear conciencia, el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes lleva a cabo recorridos periódicos a través de las zonas de selva aún conservada en Hopelchén. Foto: Robin Canul.
Integrantes del Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes fomentan reuniones en las que se expone la relevancia de incrementar la defensa del territorio. Foto: Robin Canul.
Campesinos de Hopelchén protegen la integridad de las semillas de maíz criollo y promueven la siembra de variedades nativas de ese cultivo. Foto: Robin Canul.
Niñas y niños de Hopelchén realizan murales en los que destacan la relevancia de cuidar el ambiente y piden el cese de la deforestación y el uso de agrotóxicos. Foto: Robin Canul.
La agroecología es una de las principales propuestas de cambio productivo que el Colectivo de Comunidades Mayas de los Chenes difunde en Hopelchén. Foto: Robin Canul.
NIñas y niños de Hopelchén realizan murales que aluden a cultura e identidad / Foto Robin Canul
La organización maya Muuch Kambal realiza intercambio de alimentos sanos y libres de plaguicidas para demostrar que es posible romper la dependencia a los agrotóxicos / Foto Robin Canul
Es posible sembrar y cosechar alimentos sanos libres de agrotóxicos, así lo demuestra la organización maya Muuch Kambal / Foto Robin Canul
Es posible sembrar y cosechar alimentos sanos libres de agrotóxicos, así lo demuestra la organización maya Muuch Kambal / Foto Robin Canul
Es posible sembrar y cosechar alimentos sanos libres de agrotóxicos, así lo demuestra la organización maya Muuch Kambal / Foto Robin Canul